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- El Bandarra 2018

El Bandarra 2018


Opinión de los socios
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Por jaime-trueba, 24 Jan 2021
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Por javier-santiago-0, 10 Oct 2020
De los vermuts que más me gustan
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Por robert-monreal, 01 Oct 2020
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Por daniela-gutierrez, 27 Sep 2020
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Por andres-martinez-0, 02 Aug 2020
Buena relación calidad precio
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Por angel-vazquez-i, 28 Jul 2020
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Por koldo, 22 Jul 2020
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Por cristina-sanchez-287866, 21 Jun 2020
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Por genis-mauri, 28 May 2020
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Por antonio-huerta, 23 May 2020
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Por estefania-moreno-sanchez, 09 May 2020
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Por aina-serra-, 10 Mar 2019
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Por aritz-arruabarrena, 09 Mar 2019
- Productor:
- Democratic Wines
- Denominación:
- Vino de España
- País:
- España
- Añada:
- 2018
- Variedad:
- Vermut
- Volumen:
- 0.75L
- Alcohol:
- 14.5%

El Bandarra nace en la Bodega Casa Berger. Después de más de 20 años elaborando vermut a granel para pequeñas bodegas de barrio, en 2014 se lanzan a embotellarlo con su propia marca. El Bandarra es un homenaje a la nostálgica época dorada del vermut, con una imagen que le rinde tributo. De ahí su imagen, inspirada en cuando los bares pintaban las tapas que ofrecían en sus cristales con coloridas letras a mano para atraer a los transeúntes. El Bandarra es un vermut suave y goloso con un buen equilibrio entre dulzura y amargura. Tómalo con hielo y una rodaja de naranja. Y dos aceitunas, que la vida es muy corta.
El vino. El vino es cojonudo. El vino amigos míos, es CO-JO-NU-DO. Mola un huevo, es tremendo, maravilloso, brutal, magnífico, formidable, colosal, descomunal y monumental. No se puede aguantar de lo fantástico que es. Es natural, es sexy, es divertido y además está bueno de narices. Parece una chorrada decirlo, y sentimos ser pesados, pero es que el vino es cojonudo. Y lo más triste es que nadie lo dice. Se dice que el vino es terruño y pasión por la tierra, que es el legado de padres a hijos, que es una combinación entre tradición y modernidad y que sus mejores viñedos nacen magníficos caldos. Para nosotros el caldo es sopa, y el vino, cojonudo. Democratic Wines nace como un movimiento cuyo objetivo es gritar a los cuatro vientos lo mucho que llega a molar el vino. Y lo haremos con alegría, con color, jaleo y por supuesto, como no, con vinos cojonudos.